En febrero de 1933, la Compañía Telefónica de Lérida comunicó que había sido instalado el servicio telefónico en casa del sastre don Emilio Miró Vilanova, calle 14 de abril, 1 (calle Caídos), y las bases a que daba derecho dicho servicio y su abono, fijándose una remuneración de una peseta diaria por el servicio. El ayuntamiento fijó en 50 cts., cada conferencia o telefonema que hiciesen los vecinos (25 cts. para el ayuntamiento y 25 cts. para el encargado del servicio en las conferencias salientes y el importe íntegro de las recibidas para el ayuntamiento). En marzo, el barbero Francisco Lasala Gómez, en representación del ayuntamiento, realizó gestiones con la Compañía Telefónica para que el servicio telefónico pasase a ser “Central”.
En octubre del 1959, se acuerda y presta conformidad al pago de 5.000 ptas. a la Compañía Telefónica como ayuda, según acuerdo, para la instalación de teléfono en domicilios particulares ya puesto en marcha.