Saneamiento

En 1915, las condiciones sanitarias de la localidad en esos años seguían teniendo grandes deficiencias, entre otras cosas, por la falta de agua corriente en las casas. Esto exigía el duro trabajo de lavar la ropa en el río y de acarrear el agua del pozo situado al otro lado del puente junto a los huertos, transporte que se realizaba con animales o llevando las mujeres los cántaros con preciso equilibrio en un enroscado de tela sobre su cabeza o bajo el brazo.

Los servicios municipales no andaban ajenos a esta falta de condiciones sanitarias y de conducción de aguas residuales, por lo que lo que casi todos los servicios públicos tenían un enclave cercano al río que actuaba de cloaca natural, como era el caso del matadero municipal que estaba situado en el Cubierto de la plaza Mayor, lo que permitía y facilitaba la limpieza posterior al sacrificio y despiece de los animales por tener el río al lado. No obstante, los ganaderos habían reclamado una instalación más adecuada y el ayuntamiento acordó, en enero de ese año, construir un matadero con mejores condiciones en la salida del pueblo hacia Velilla, junto al río, y nombrar al veterinario D. Marcelino Gracia Badía como inspector de higiene y bienes pecuarios, con sueldo anual de 369 pesetas, de las que sesenta y nueve eran para cubrir los gastos de material.

En octubre de 1930, su destinó el préstamo de 200.000 pesetas a la Caja de Previsión Social de Aragón para las obras de Alcantarillado y Traída de las Aguas. También se acordó tomar el agua 2 km más arriba de la acequia de Chalamera por evitar el punto donde iban a parar todas las inmundicias de cuadras y corrales del pueblo vecino, y así se lo comunicaron al ingeniero encargado del proyecto para que viniese a estudiar el trozo que habría que añadir al proyecto.
En este asunto y por indicación del médico local, don Felipe Gascón López, se acordó remitir una botella de agua del río Cinca para su análisis bacteriológico al director del Instituto de Higiene de la provincia. La mejora de la cuestión sanitaria era prioritaria.

La corporación hizo estimable la valoración de la conveniencia de dichas obras para la población, tantas veces aplazadas, y se aprobó acogerse a dichas ayudas, consignando en el presupuesto de 1.941 la cantidad de 4.000 ptas. para iniciar el proyecto de abastecimiento y saneamiento de aguas, y aprobándose, también, las obras necesarias para acondicionar las escuelas, el matadero municipal y reparar el carro de transporte de animales muertos al muladar –la pardina.

En julio del cuarenta y nueve, se informó de la aprobación del Proyecto de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas por parte del Ministerio de Obras Públicas y que ya estaba en fase de exposición pública, iniciándose dichas obras en el mismo mes de julio, a cargo del constructor Ángel Aldarondo.