La ribera del Cinca ha tenido a lo largo de su Historia importantes influencias islámicas desde 714. A finales de 713, Musa Ibn Nusar, tomó Zaragoza y avanzó hasta Lérida. Los castillos de Monzón, Fraga, Tamarite, Huesca, Ballobar y la restantes fortalezas del Cinca, se entregaron sin lucha. Entre 733 y 743, Ballobar y varios castillos del Cinca dependían del emirato de Córdoba. En 747, el emir de Córdoba, Yusuf Ibn Abderramán, dividió la España musulmana en cinco provincias, quedando Ballobar en la frontera oriental, con capital en Zaragoza. Toda esta zona con Ballobar, Fraga, Alcolea, Monzón, en 890, fue escenario de una dura batalla entre Ismail ben Musa de Lérida y Fraga, contra Mohamed al Tavil de Huesca. Venció este último y convirtió la zona de Fraga en parte del señorío de Huesca.
Las circunstancias que favorecieron la ocupación musulmana, en contraste con la resistencia ofrecida a los romanos, fue debido a una conversión generalizada al islamismo, no por imposición, sino por conveniencia material. Los terratenientes pactaron o renegaron de su fe por conservar sus bienes, mientras que los campesinos vieron en la ocupación islámica un medio para escapar de antiguas servidumbres y no pagar impuestos.
La población ballobarense, al igual que las del valle del Cinca, estaba compuesta por judíos, mozárabes y árabes. La influencia musulmana permaneció hasta 1610. La aportación islámica en la zona del Cinca fue importante: en agricultura restauraron y mejoraron el sistema de riego de los romanos. Potenciaron el olivo, la vid, implantaron la alfalfa, berenjena y el albaricoque. En arquitectura, implementaron el uso del ladrillo, que en Aragón fue una gran aportación al ser una zona de más arena que piedra, el material de construcción principal.