Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

La iglesia parroquial de Ballobar es un templo de origen románico de finales del siglo XII construida por la Orden de San Juan. Se supone que en su lugar estaba ubicada la antigua mezquita árabe de Ballobar, pues hasta 1855 se habían conservado unos baños árabes, hoy desaparecidos. Tras el ábside parroquial se halla una gran pila de piedra considerada árabe y que servía para las abluciones (purificación ritual de algunas partes del cuerpo antes de algunos actos religiosos).

Consta de una sola nave rematada con ábside semicircular, y cubierta construida a base de arcos fajones, sin columnas ni capiteles. Tiene dos estilos arquitectónicos definidos: el Románico tardío de finales del siglo XII y el Gótico de fines del siglo XIII, con una torre campanario añadida siglo XVI. Es de estilo Renacentista, de planta rectangular los dos primeros cuerpos, y octogonal el tercero. El campanario tiene empaque. Es solemne y está bien construido dentro de los cánones del Renacimiento. Es obra de sillería en todos sus cuerpos, de finales del siglo XVI. En 1737 contaba con cinco campanas “dos grandes, dos medianas y un címbalo”. Estas, fueron arrancadas en 1936 para material bélico. El remate de la torre debió ser ejecutado mediante un capitel cruzado típico de la sujeción de este elemento.

El ábside es plenamente Románico, del XII y de transición la nave, del XIII. El ábside es solemne, con canecillos sin tallar. Está en la línea del Románico del Cinca, con orientación al naciente, según tradición medieval. Junto al ábside se halla lo que fue primitivo cementerio, hoy, jardín parroquial.

En la iglesia parroquial destaca su ventanal con marco en relieve de piedra. Es de la escuela leridana. Sobre este ventanal, un relieve de San Miguel, de bonita factura románica. También disponía de coro, al cual se accedía por unas escaleras exteriores, este fue derribado en a finales del siglo XX.

La iglesia cuenta con un altar mayor, de estilo Barroco y doble puerta, ambas de estilo Románico.

Historia

Desde la antiguedad, ha estado dedicada a la Asunción de la Virgen y ha pertenecido siempre al obispado de Lérida. En la actualidad pertenece al obispado de Barbastro-Monzón. 

La primera mención es de agosto de 1089, al entregar el rey Sancho Ramírez los diezmos a Dalmacio, obispo de Roda (1077-1094), juntamente con todas las iglesias del valle de Cinca, las cuales debían ir “al bautismo a Santamaría de Monzón”.

Posiblemente sobre el solar de este templo estuvo la mezquita árabe, para quedar, luego, definitivamente, en templo cristiano, pues, hasta 1855 quedaron a su vez restos de la dominación árabe en unos baños de su tiempo, que se conservaban junto a la puerta de la iglesia parroquial.

Este templo fue levantado por los templarios y dependido de la Orden Templaria y más tarde de los Hospitalarios, quizás por ello surgieron de esta localidad varios obispos pertenecientes a la Orden de San Juan del Hospital o Hospitalarios, en oposición a las pretensiones de los obispos leridanos que, con sus disputas, llenaron los siglos XII Y XIII.

El rey Jaime II, aprovechando el desconcierto producido por la caída templaria, solicitó del papa Clemente V la anexión de la iglesia de Ballobar al monasterio de Sijena. En 1307, siendo priora Teresa Ximénez de Urrea (desde 1297) y preparando el rey el priorato para su hija Blanca (nacida el 1302 e internada en

Sijena contando unos cinco años de edad) después de expresar su predilección por el cenobio alcanadrés “per nos decoratum” (las célebres pinturas del capítulo, tal vez deban fecharse a finales del siglo XIII) , suplicó al papa a favor de Sijena ” las iglesias de Ballobar, Ontiñena, Pomar y Alcolea, vecinas del monasterio y en otro tiempo templarias”.

No parece que esta petición tuviera efecto, pues, muy pronto, Ballobar, con su iglesia, formará parte, como hemos visto, de la encomienda sanjuanista de Monzón.
Ya dijimos que los sanjuanistas la elevaron al rango de abadiado. Para la dirección de la vida parroquial contaba con un clérigo, con el título de abad, ordinariamente, profeso sanjuanista. En 1834 tenía un cura y dos beneficiarios o racioneros. En 1846, asegura Modoz que la iglesia ballobarense, la servían “un cura, siete beneficiados de patronato particular que formaba capítulo, un sacristán, un campanero y dos monaguillos; el curato es de segundo ascenso y se provee por presentación del Comendador de San Juan de Jerusalén que ejerce el derecho al patronato”.

Hasta 1936 tenía, ordinariamente, párroco y coadjutor. Hoy la parroquial es de ascenso y ésta servida por un cura, llamado ecónomo y pertenece al arciprestazgo de Fraga.

Ruta Jacobea

Fue iglesia de peregrinación en la ruta de jacobea secundaria que procedente de Lérida, venía por Fraga, San Valero de Velilla, Ballobar, Santiago y Santa María de Chalamera, Ontiñena, monasterio de Sijena… hasta Huesca. Nótese que todos los campanarios de las mencionadas iglesias tuvieron la clara finalidad de convocar, encaminar a los romeros.

A finales del siglo XVIII, se propuso la construcción de un nuevo templo. Está datado que en el año 1804, el Consejo Supremo de Castilla, mandó para la construcción de un nuevo templo 800 libras jaquesas, pero debido a la guerra de la Independencia, esta nueva obra no se ejecutó, y es muy probable que en esta época se desmontara el capitel emplomado con objeto de fabricar balas. Durante este siglo fue totalmente desfigurado el templo, según los gustos barrocos de la época: fue recubierto de yesos, adornos recargados, altares de mal gusto.

Restauración

La primera restauración dio comienzo en febrero de 1973. Se procedió a repicar la parte sur del templo y aunque con sillares muy gastados por la humedad, puede contemplarse con satisfacción la auténtica iglesia románica-gótica. La techumbre fue recubierta con madera valenciana, con el mismo estilo.

El retablo mayor del templo, de estilo barroco, aunque recargado, era de bastante belleza. 

La imagen de Santa María Asunta estaba en actitud ascendente.
Poseía una preciosa imagen de Santo Cristo, de gran tamaño y de devota ejecución. Fue carbonizado en 1936.

Posiblemente a finales del siglo XIX o comienzos del XX, se instaló un reloj, mediante la ejecución de un forjado para la ubicación de la maquinaria.