Ermita de Loreto

Es una ermita situada dentro del casco urbano de la población. No hay datos para precisar su origen, aunque ya en 1703 sabemos que José Berniz “deja ante el notario de Alcolea José Regales 10 misas para celebrar en la ermita de Loreto”. En 1737, estando de vista pastoral el obispo Galindo (1736-1756) sabemos que “en la ermita de Loreto de Ballobar hay una fundación de 24 libras para misa de once de los días festivos”. En 1765, estando de visita el prelado Marcial Pedrejón (1757-1770), dice que en Ballobar está la ermita de Loreto decente.

La ermita de Loreto parece una sucursal parroquial, pues cuentan que la iglesia se quedaba pequeña en las solemnidades religiosas. No es de extrañar que algunos vecinos con la ayuda eclesiástica decidieran levantar esta capilla en el Siglo XVII, donde todos los domingos se celebraba la misa de las once, así las gentes de este barrio no tenían que subir hasta la Iglesia.
Madoz la menciona en 1846: “una ermita dedicada a la virgen de Loreto”. En 1854 fue restaurada. Tenía tres altares. Era lugar de mucha devoción, sobre todo los días de Pascua.

En la fachada del templo campea una inscripción que dice: “a expensas de Valero Berniz se hizo este templo el año 1816”. Las tropas francesas a su paso por Ballobar destruyeron el santuario, siendo restaurado por el devoto donante, llamado Valero Berniz.

Durante la guerra civil de 1936 fue quemado, además del retablo mayor, el donado por las Hijas de María e igualmente un cuadro de san Bernardo, de gran valor pictórico. La santa imagen fue salvada gracias a la acción rápida de los guardianes del templo, quienes la custodiaron en su casa y salvada de las lamas, puede venerarse en la actualidad con toda la carga del siglo que tiene la efigie.

Aparición de la virgen de Loreto

La aparición de la Virgen de Loreto nos la narra de este modo Mercadal, quien afirma tomarla de un manuscrito, hoy perdido: hace unos doscientos años que, en el mes de mayo, a las orillas del río Alcanadre se encontró un hermoso armario de dos hojas, en una hoja estaba retratada santa Ana y en la otra san Joaquín y dentro la santísima Virgen de Nuestra Señora de Loreto.

Hacía muy pocos días que el río había crecido mucho; figurándose los fieles que las aguas la habían traído y que alguno la perdiera, la llevaron a la casa del señor cura. Más, como trascurriera largo tiempo sin que nadie la pidiera, determinaron en junta los mayores contribuyentes con todo el Ayuntamiento y el señor cura, como así consta en actas en la casa Consistorial, hacerle un templo para colocar a dicha imagen.  Todos los del pueblo trabajaron en la obra con el mayor esmero, y concluido el templo la colocaron en el mismo sitio donde había sido hallada.

Se ha experimentado consuelo en dicho templo, en el cual se han aumentado cuatro altares, uno bajo el título de Nuestra Señora del Pilar; otra en honor de san Francisco Javier; pero el principal es el de Loreto, a cuya imagen se le estableció una fiesta votiva con su novena, la cual se celebra anualmente con la mayor solemnidad. Se experimenta grandes prodigios, así en las sequías, como en las enfermedades, al invocarla, y no hay doncella que con fervor le pida el don de la pureza que no se le conceda. Mucho había que decir sobre los prodigios de la Virgen ha obrado por medio de esta imagen.

Cántico tradicional

Desde tiempo inmemorial se canta los gozos a esta Virgen:

"Entre todos celebrarte
este Ballobar debe
dónde todo fiel se atreve
con la grande a presentarte,
sin saber casi apartarse
de tu presencia agraciada,
puesta del cielo sagrada
a que todo el orbe aclama,
sed nuestro amparo, señora,
de Loreto, madre amada"