EL Molino Viejo de Ballobar funcionó hasta 1971. En aquella época llegaron las nuevas tecnologías que propiciaron que las grandes empresas harineras hicieran inviable y poco rentable la actividad de los molinos tradicionales. Este tipo de molinos se utilizaban para moler los cereales que luego se empleaban para alimentar los animales que cada familia tenía en su “patio”.
La familia de Pedro Bardají regenta el molino desde el año 1958. Sólo se sabe que el molino fue adjudicado a José Urrea en el año 1861.
En la actualidad el molino sólo se puede visitar por fuera, ya que su interior está cerrado al público. En su fachada tiene una puerta de acceso en arco rebajado y bajo la sala de molienda se ve la galería del cárcavo, cubierta con una bóveda de medio cañón.
Este molino toma sus aguas del cauce del río Cinca. A día de hoy, el molinero es Pedro Bardají, conocido en su pueblo como “Pedrito, el Molinero”. Cuenta que “no se desperdiciaba ni una gota de agua, pues de un cauce va a otro y de éste al principal otra vez”. Pedro es su actual propietario y señala que “se desconoce la antigüedad del molino”.
El servicio del molinero se podía pagar o por un precio establecido por el cereal que se molía o en especie. En este caso el molinero se quedaba una parte de cereal molido.
Se sabe que los molineros no tenían buena fama, tal como canta este refrán “De molinero saldrás, y de ladrón no te escaparás”.
El molino de Ballobar constaba de tres juegos de piedras. La primera era para elaborar el pan con trigo (panificable); la segunda era para moler cebada para alimentar a animales (cerdos, gallinas y otros); y la tercera, “limpia para moler maíz y hacer farinetas”.