Entierros

Los había de tres clases, a elección de los familiares del difunto. Los sacerdotes asistentes solían acompañar el duelo hasta la casa del muerto y allí rezaban un responso.

En los aniversarios era costumbre que el coadjutor, al tercer toque de la campana, acudiera a la casa del difunto y con los familiares asistía a la misa cantada con responsos, al finalizar, regresaban a la casa y sin entrar en ella se rezaba un padrenuestro.